domingo, 21 de marzo de 2010

Otro Chelís

Tiene chispa, maneja bien su imagen, maneja mucho muy bien a la prensa, es nota cada que habla o twittea; pues aunque mencione al barbón, a la mierda o a la abuela, es publicable; tiene buenas relaciones, seguramente le llovieron candidaturas que desechó.

En esto nos basamos para descartar la idea de que se incline por el "poder" o la trascendencia política (que es lo mismo que mucho más lana de la que nos imaginamos que gana en El Puebla). De ser así, ya lo tendría.

Chelís no es como Javier Aguirre, porque nadie lo obliga a retractarse más que él mismo una hora después. Honestamente él toda su vida persiguió lo que tuvo el año pasado: El equipo más luchón, más entretenido, más rebelde; además de dinero, partidos de futbol, muchas entrevistas en la tele, muchas más relaciones públicas. ¿Qué más podía pedir?

Hace un año apostó todas sus canicas (y su imagen con fondo tricolor) por mantenerse en primera con todos sus hijos (y también el de hasta atrás), estuvieron a 5 minutos de llegar a la final, pero también sobre cinco equipos por encima del descenso.

Todos se pusieron de acuerdo con que había que mantener la categoría de primera división, se concentraron en eso y chingonamente lo hicieron. Hasta ahí llegó su sueño, porque mentalmente jamás han soñado ganar un campeonato. Y porque no se puede hacer de la noche a la mañana, se necesita mucha lana y mucha chamba, y continuidad. (Además de excelentes relaciones con televisa y la fmf)

Ahora cuando Sánchez Solá habla del problema de mentalidad en el Puebla de La Franja, evidencia la propia, que ÉL ya no sabe qué pedir. No porque lo tenga todo, sino porque lo tuvo y fue la jodida directiva en la que le tocó vivir, la que vendió, desgastó, mal gastó, (robó, lavó, depositó, transfirió y desapareció).

Entonces Sánchez Solá “cambió”. Mientras Bernat y Henaine le hacían agua la canoa al entrenador, él mejor les enseñó a nadar a sus jugadores; ya no a navegar, ya no a remar contra la corriente, pues los remos eran prestados. Ahora en vez de jugar para ganar un campeonato, juegan para cambiar de equipo, de barco.

Es por eso que ahora vemos en Puebla a un Chelís muy diferente al que subió de la Primera A y diferente del que mantuvo dos años insidiosos de partidos de fútbol. Por cierto, aquél clímax en su vida fue "oportunistamente" utilizado por Mario Marín para ganar “carro completo” de diputaciones en el estado.

Ahora no se decide. ¿Política, dinero, instalaciones, amigos, contratos, vacaciones... otro equipo, otra ciudad?

No fue sólo el brazo político adueñado del equipo quien nos cambio al “héroe" Chelís, sino el ciclo de su vida, la culminación de un sueño. Ya no se planteó un sueño nuevo, sino que decidió enfrentar las venideras circunstancias con las mismas herramientas que un año después han caducado y que claramente los demás equipos y entrenadores ya conocen. No hubo renovación, no hubo continuidad, no hubo planes.

Aún siendo especialista de la improvisación ahora es monótono. La Era Chelís ha terminado.


P. D. Al menos hasta que duerma, sueñe y de nuevo luche por concebir su sueño.

René Avendaño Villafuerte
paraqueatuvuelta@hotmail.com

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