domingo, 14 de febrero de 2010

Enchelisados, villamelones, críticos y conformistas

En la futbolera afición poblana de vez en cuando (seis días a la semana) nos debatimos entre “villamelones”, “enchelisados”, “críticos” y… conformistas.

El concepto de “villamelón”, a grandes rasgos lo entendemos todos como aquél aficionado que no está enterado de la situación de su equipo, no sabe de futbol, pero en cuanto gana festeja, y cuando pierde, se esconde o cambia de club.

Ser “enchelisado”, se entiende tan sencillamente como ser aficionado a todo lo que hace José Luís Sánchez Solá, Chelís.

Ser critico, viene siendo como ser chocante, IN-conforme, incómodo, no dejar trabajar, no tener paciencia, ser EXIGENTE; y

Ser CONFORMISTA… La Real Academia de la Lengua Española dice: Quien fácilmente se adapta a cualquier circunstancia de carácter público o privado.

No obstante ya no tenemos el afán de debatir los conceptos, ni las circunstancias, sino lo que conllevan, es decir, qué se hace en caso de SER…

El primero es el más alivianado, porque cambia, no es radical, no le preocupa ser “villamelón”. El segundo viene siendo una idolatría, una fe personalizada que no se quita ni siendo antipriista, es más, aún falleciendo Chelís, se juntarán milagros para canonizarlo. La tercera es grave, es crónica, debe haber cura, pero no funciona la misma para los que la padecen, el problema viene siendo de disposición, se compone quien acepta cambiar, volverse conformista o de plano se muere.

Pero, ¿y la cuarta?, ¿Qué se hace para no ser “conformista”?... EXIGIR. Proponemos “los críticos”…

El niño exige comida para no llorar, la esposa exige el gasto para hacer comida, el marido exige buen sueldo, el jefe exige trabajo para pagar sueldos, todos le exigimos al gobierno seguridad, agua, luz, bajos impuestos. En todos estos casos dejar de exigir es volverse conformistas, comer menos, ganar menos, (votar menos ya no cambia nada).

Pero ¿qué hace un “conformista” aficionado de futbol? Y ¿Qué gana un crítico “exigente” aficionado al futbol? (empezando porque nadie publica sus críticas).

Hace 30 años, había uno que otro equipo propiedad de cooperativas civiles, donde aficionados tuvieron voz y voto, exigencias y ganancias. Pero ahora, aunque el conformista se convierta en crítico exigente, son los villamelones y enchelisados quienes seguirán asistiendo al estadio, comprando playeras y consumiendo cervezas. No hay opción.

Y no existe opción, porque el futbol en México está dentro de la misma categoría de las telenovelas, (y del mismo dueño) el entretenimiento. Según la RAE, Entretener: distraer a alguien impidiéndole hacer algo. Hacer menos molesto y más llevadero algo. Dar largas con pretextos. Mantener. Conservar. (No cambiar, conformarse).

Los aficionados, la sociedad, los civiles, los de a pié, los carne de cañón, los consumistas y los consumidores, los entretenidos; debemos abrir los ojos, conocer lo que nos rodea y darle el JUSTO valor a las cosas. Un equipo de futbol en México, no es más que una distracción, como escuchar música, como ir al cine, como jugar xbox, como ir al antro. Hay más cidis, más juegos, más películas, más alcohol… Nos VENDEN un mediocre club y lo compramos.

(Advertencia: Críticos antichelistas, no sigan leyendo.)

José Luis Sánchez Solá, tuvo y tiene la capacidad de seguir siendo “gente” (consumidor, aficionado, etc). Y al ser LIDER de El Puebla de La Franja, es una especie de infiltrado nuestro en medio de quienes nos controlan. Ha aprovechado la curiosidad de los medios de comunicación para hacerse de popularidad, y cada punto en el rating obtenido, lo explota en beneficio de sus amigos. (Entiéndase como amigos primero los jugadores y cuerpo técnico y luego las personas cercanas a él).

Sin embargo estas mañas aprendidas por las circunstancias en la que se desarrolla el trabajo de Chelís, nos enseñan mucho más que fugas de agua en los baños del estadio. En principio le EXIGE a sus “jefes” que se pongan las pilas, pero le quita el glamour al futbol “profesional”, reduce la distancia entre la gente de a pie y un entrenador de primera división, y no lo hace con el afán de rebajarse.

La televisión y la política han creado por décadas la “idolatría” hacia toda persona que gana una elección o que sale en la tele; los ciudadanos colocamos muy arriba en nuestra categoría social a quien mete un gol o cuelga su foto en los postes; PEOR aún, todo aquel que logre meter un gol o sea candidato, CAMBIA de bando y se dedica a vivir de los aplausos (y del erario público), “se cree la gran cosa”, perdiendo su calidad y cualidad de ser GENTE.

Por el contrario, este pelón a quien en Puebla llamamos “el chelas”, por un lado hace lo mismo o mejor labor que 17 entrenadores de futbol de primera división, pero por otro tiene iguales y hasta peores costumbres sociales que cualquier aficionado; come cemitas, toma cerveza, apuesta en un juego de cartas, va al cine, hace domingo familiar, putea al árbitro, llora, se enferma, respira, vive… no es “la gran cosa”.

Claro que muchísimos de nosotros a lo largo de la vida jamás juntaremos ni los aplausos ni el dinero que gana un jugador de futbol; pero los dólares no compran ninguno de los valores humanos y no tenerlos (a los dólares) no tiene por qué causarnos envidia.

El futbol debería de cambiar de categoría, en vez de entretener y vender, debería promover al menos el deporte; de otra manera, si somos consumidores sólo tenemos la opción de comprar. Si tenemos “ídolos” que viven “en las nubes”, sólo les podemos tenerles fé y esperar.

Todos le hemos echado porras en el fut llanero, al equipo de la cuadra, o al del trabajo, los criticamos y los apoyamos. Si somos aficionados a un equipo de futbol conformado por GENTE, no tenemos por qué besarles los pies, ni ponerles un altar. Si entendemos y conocemos a las personas, podemos equilibrar el conformismo con la crítica.

René Avendaño Villafuerte
paraqueatuvuelta@hotmail.com

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