martes, 24 de marzo de 2009

Siento, pienso, luego juego y existo.

24 jugadores de diferentes clubes deportivos se juntan durante 10 días. Se supone que les gusta estar ahí, les pagan bien, los estudian, los graban, les toman fotos, los revisan, los regañan, los idolatran.

Siendo las televisoras las dueñas de su vida, se nos hace raro qué aún no hayan televisado el nuevo Big brother: La concentración del Tri… sería una forma de entender porque no funcionan.

Ellos son figuras, son egocéntricos, divas, metrosexuales…
Son publicistas, payasos, son empresarios, comentaristas, son profesionales…
Son aduladores, conformistas, son interesados, avariciosos, son títeres, objetos, son dinero…
Son jugadores de futbol, son buenos jugadores, son aprendices y serán maestros…
…Pero son hijos, hermanos, papás, son personas, humanos.

¿Qué hacen ellos en los vestidores?, ¿de qué platican? ¿de quién hablan mal? ¿qué música les gusta? ¿en qué gastan su dinero? ¿qué película fueron a ver?… ¿Cuánta familia tienen, que les preocupa, qué sentimientos pasan por su mente?…

Cómo reaccionamos nosotros en el trabajo si nos cae mal el jefe, si el vecino tuvo fiesta, si sólo hemos comido frijoles, si la esposa está embarazada, si la tía tiene diabetes, si le debemos a hacienda, si al vocho le falta la verificación, si hubo manifestación en el centro, si llovió, si el niño tiene tarea, si sólo tenemos veinte años, si ya cumplimos 35, y si este año hay crisis ¿Nos concentramos igual en el trabajo?

Si firmé contrato con moviestar, si el doctor del club me inyectó algo, si Fáitelson quiere una entrevista, si el perro dice que soy emperador o principito, si los aficionados quieren una firma en su playera, si las aficionadas me avientan un beso, si acaba de morir mi padre, si nos van a recibir en Los Pinos… si el promotor quiere su mensualidad, si Hugo me cambia de posición, si soy americanista, si no me llevo con Rafa ni con Pavel, si aún no me alcanza para la hummer, si Lavolpe no quiere que vaya, si soy prieto y Sven es sueco, si no nací en México… Y si empatamos o perdemos contra Costa Rica, y si Decio me mira feo, y qué fue lo que dijo Joserra…, y si el árbitro me expulsa, y si fallo un penal, y si me duele la cabeza, y si la boda es en un mes, y si me regresaron de Europa… y si no fui a misa y si este color me va mal, y si el horóscopo no me apoya…

Todos nos podemos tropezar en la calle, golpearnos con la punta de una mesa, atragantarnos, estornudar, escribir una lerta por orta, enfermarnos, deprimirnos. Futbolísticamente les dicen “rachas”, “baja de juego” o “no está en su mejor momento”, lesiones. El hecho de que sean profesionales no los hace super hombres, talvez super jugadores, pero eso no les quita el aspecto humano. Bronca anexa si se les sube el éxito a la cabeza, o el dinero, o el protagonismo.

Los comentaristas consumados, se ensañan sin pensar que son pocos los que tienen más de 30 años de vida, es absurdo controlar tantos estados de ánimo a esa edad. Cada partido de la selección son once monedas al aire, son once estados de ánimo, son muchos problemas en sólo once mentes.
No pudo Lavolpe, ni Hugo, ni Chucho, ni Sven, ni el que siga. No son los “europeos”, ni los naturalizados, ni los delanteros, ni los defensas. No es el idioma, ni el “estilo” ni los partidos fuera, ni Trinidad y Tobago ni Estados Unidos, ni Argentina.

Han contratado brujos y psicólogos, han contratado mexicanos y extranjeros, con experiencia y novatos, con renombre y desconocidos, directores técnicos y motivadores. NO FUNCIONA.

Las “rachas” por infinidad de motivos, terminan con los cracks, los sobreexplotan y terminan por deprimirse, o subir de peso, o vender su imagen en Los Ángeles o Milán; por divorciarse, por drogarse. Nadie es tan profesional, todos descuidamos algo de nuestra vida.

Es cierto que las fuerzas básicas y su continuidad ha hecho a los clubes más campeones, por eso mismo, porque se conocen más, porque aprenden a manejarse mejor, porque el desánimo de uno se sube con el ánimo de otros diez, porque tienen mucho tiempo juntos, porque se identifican unos con otros.

¿Quién se ha cupado de las preocupaciones de los jugadores? ¿de su estado de ánimo?
Un psicólogo los va “terapiar” en 3 días, les va a “leer la mente” y les tomará el pelo, los va a bajar de su nube, los va a regañar… talvez los hipnotice, los maneje, los regañe; pero…

Un psicólogo no los va llevar al cine, ni va jugar poker con ellos, ni van a llorar juntos, no se preocupará por su familia, no les hará parrilladas, no les dará regalos, no mentará madres por ellos, no los defenderá contra los reporteros, contra los aficionados, no se portará como su padre, como su compadre, como su hermano, como su amigo, como su confidente, no los va a juntar los domingos en su casa.

Eso requerimos los humanos, y los mexicanos más; porque somos más pleve, más raza, más cuates, carnales, más bola, más gente, más banda, más desmadre, más abiertos y más sentimentales. Necesitamos compañerismo, necesitamos todas las muestras de aprecio que se puedan, necesitamos las críticas y presiones pero de los nuestros, de la familia. La idiosincrasia del mexicano no se compara con ninguna en el mundo, como ejemplo rápido está el síndrome del jamaicón.

Es como juntar a los compadres y cascarear el sábado, como el A contra el C en el recreo, como el Barza contra el Mánchester en Xbox, jugar con gusto y por el gusto de ganar. T

¿Es posible llevar esto a un equipo profesional de futbol?
TODOS nos dirán que no es profesional que no se pueden involucrar con el jugador.
¿Entonces? Por qué tantas primeras planas, halagos, entrevistas y reportajes a:

José Luís Sánchez Solá y El Puebla de La Franja.

De cero, de no haber nada, contracorriente. Ni nombres, ni conjunto, ni grupo, ni ánimo, ni dinero. Malos manejos, malos entendidos, bajos sueldos, porcentajes negativos, malas las perspectivas, nada que perder.

Dispersos, desanimados y desorientados empezaron perdiendo contra Monterrey en la fecha uno, 4-0… contra Toluca le anulan goles y nadie más les ha ganado. Los han regañando, los han amonestado, los han expulsado, les han quitado goles legítimos, les han puesto el reglamento en contra.

Entre semana sus directivos se jalonean las ganancias, se roban, se denuncian, se demandan, se embargan; el fin de semana el equipo GANA en la cancha.

No es que sea candidato para la selección, no es que los jugadores sean mejores pero tampoco peores que los convocados, no es que sean más mexicanos, incluso no han sido TAN superiores a los otros equipos. NO son diferentes. Son ejemplo a seguir.

Esta concentración, identidad, dedicación, humildad, este “modo de vida” es iniciativa cien por ciento de Chelís.

Primero son humanos y sienten, luego son amigos y después son jugadores.

René Avendaño Villafuerte
paraqueatuvuelta@hotmail.com
elpuebla.blogspot.com

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