lunes, 18 de mayo de 2009

Historia a lo Puebla

No podemos ni debemos copiar a los demás equipos, no podemos sólo echarle ganas, no debemos tener a favor o en contra a los árbitros, no debemos sólo soñar; nunca deben los jugadores de La Franja, sólo ganar dinero. Sí aprender rápido, levantarse aún más rápido pero sin prisa, no desesperarse, brincar una piedra a la vez más grande que la anterior.

Es la Historia actual del Puebla de La Franja, aprendió a aprender. Ahora ejecuta, crió su propia experiencia.

Cuántos tiros de esquina, centros y balones parados en el clausura 2008 se fueron tras la portería contraria, se desperdiciaban; los entrenaban, los ejecutaban… no salieron. Quien rompió esa maldición terminó con la nariz igualmente rota luego de estrellarla contra el poste, pero la pelota entro en la meta de Calero, fue Joaquín Velázquez. Ahora Álvaro González y posteriormente Alejandro Acosta; van por todas, el balón parado es principal arma poblana.

Hace un año jamás pensamos en tener algún tipo de contragolpe, hace un año Samba Rosas o Hiber Ruíz, se cansaban de intentar por las bandas, quitarse a un defensa e intentar el centro. Las ganas fueron su principal arma.

Hace un año esas ganas, pero muchas de ésas, casi nos dan un repechaje. Hace un año los aficionados sólo rezábamos, soñábamos, teníamos la esperanza y se la dejábamos a la suerte. Chivas nos metió cuatro, y entendimos entonces que hay que provocar esa suerte, asumimos ser “equipo chico”.

En ése proceso nos tuvimos que olvidar del Ruso Zamogilny, de Melvin Brown, de Hiver Ruiz, de que Javier Cámpora era quien corría a los brazos de Chelís, tardó muchos partidos en comprender el significado de un gol, y luego metió 3 en un solo partido, pedíamos a Villalpando en vez de Lupe vestido de rosa, criticábamos las ganas de ir al frente sin ordenarse atrás, y se nos siguen olvidando al menos 10 humanos más con otras 17 diferentes experiencias de 90 minutos cada uno.

Luego nuestra intención fue no ver, no contar, ocultar los 17 partidos finales del 2008. Sin embargo, pesan, encabronan, reflejan, comparan, enseñan el proceso pausado, se tuvo un traspié.

Al siguiente Enero, se comenzó un proceso similar, pero la mitad ya lo habían cursado, la banca del año anterior, asumió la titularidad y los huecos vendidos; ellos ayudaron a los nuevos.

En el partido tomado como pretemporada, Monterrey con 4 goles dijo que habría que comenzar de cero. Nos humillaron, luego nos subestimaron, nos enfrentaron y ahora nos tienen respeto. Se hablaba de equipo “luchón”, de ganas, de ímpetu… ésta vez se le aumentó, convicción, técnica, fuerza, orden, inteligencia… como en el último partido, primero metemos los goles y ya luego “bailamos con la fortuna”.


El proceso de este año fue el mismo, pero reforzado, re-vivido, re-editado; aunque se tuvo diferentes obstáculos, bloqueos o zancadillas, la honestidad y la fe del equipo es la misma. Mientras el año pasado el equipo se salvó por lo que dejó de hacer Veracruz, este año con mérito propio y dos jornadas antes, se superó a dos equipos en su cociente. Checando la historia Poblana, era obvio superar las adversidades, no obstante aún contemplando la pésima campaña de los equipos grandes, nadie esperaba que Nuestro Puebla esté donde está.

Recordando pues, no debe ser sorpresa, no debe asombrarnos la popularidad, ya conocíamos a Chelís y lo que provoca en 28 jugadores. Esto no le quita mérito ni merecimiento al grupo, aquellas “suertes”, aquellos goles anulados o tiros fallados, se reinventaron y fueron puntos, anotaciones, partidos ganados; las fallas y gritos sufridos, se intercambian por lágrimas de felicidad.

Y no se queda ahí, los aficionados poblanos ya les dimos el corazón, y ahora el país entero agradece el espectáculo y las motivaciones, las enseñanzas a los derrotados; todos llegamos incluso a desear por noventa minutos tener la cabeza rapada.

Antes sólo deseamos estar en esos zapatos sin calcetines y gritar indicaciones y reclamar al árbitro; o detrás de una franja. Ahora, con este Puebla, lo SENTIMOS, nos comparten ese sentimiento, los jugadores y entrenador nos entienden y los escuchamos, somos parte de ellos y ellos meten los goles por nosotros. Somos por igual los que sentimos correr, los que nos cansamos, los que sufrimos los minutos añadidos, los que pasamos a la liguilla y las ganamos. Somos muchos más que once.

René Avendaño Villafuerte
paraqueatuvuelta@hotmail.com

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